La librería perdida by Evie Woods

La librería perdida by Evie Woods

autor:Evie Woods [Evie Woods]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788410640405
editor: HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2024-09-29T00:00:00+00:00


Mis padres se ofrecieron a acompañarme en coche hasta el apartamento que había compartido con el hombre que casi había intentado matarme. El hombre que ahora estaba muerto y enterrado. «Fue un accidente terrible». Me había repetido esa frase infinidad de veces para mis adentros, como un mantra. Si repites una cosa muchas veces, acababa siendo cierta. O esa era la intención, al menos. Introduje la llave en la cerradura, pero, en cuanto puse un pie dentro, supe que nunca jamás podría vivir allí. Mirara donde mirase, veía todas las veces que me había amenazado, que me había gritado, que me había pegado. Películas cortas sin principio ni final. Nunca había sabido en qué momento empezaban las discusiones. Intentaba rememorarlas en busca de un punto de inicio lógico, pero no lo había. Cualquier detalle podía encender su rabia y, cuanto más intentaba desprenderme de aquellas partes de mí que al parecer le molestaban, menos quedaba de mi persona. Al final, yo solo existía en el mundo de Shane, según sus términos, y me limitaba a intentar sobrevivir después de haber sido un «amor a primera vista».

Me volví hacia mi madre y, sin necesidad de decir nada, comprendió lo que le estaba pidiendo. Regresé a casa con ellos.

No dormí. Simplemente permanecí acostada en la cama de mi infancia preguntándome cómo había acabado aquí. Cuando los primeros rayos de luz matutina se filtraron a través de los visillos, ya había tomado varias decisiones. Nunca volvería a aquel pueblo. Independientemente de lo que hubiera pasado, tenía una segunda oportunidad para empezar de cero. Me vestí rápido y salí de puntillas por la puerta de atrás. Y, justo cuando levantaba el pestillo, oí detrás de mí una voz que ni me atreví a creer que estaba escuchando.

—Me alegro de que haya muerto —dijo.

Cuando me volví, encontré a mi madre vestida con su viejo camisón, cruzada de brazos. Eran las primeras palabras que la oía pronunciar. Roncas y en un susurro, venían a confirmar lo que yo siempre había sospechado: ella misma se había silenciado. Pero ¿por qué? Y entonces todas las lágrimas que había estado conteniendo brotaron de mi interior y nos abrazamos durante lo que me pareció una eternidad.

—Ven conmigo —dije por fin.

Pero sabía que mi madre nunca abandonaría a mi padre. Era un buen hombre. Por mucho que la gente tuviera definiciones distintas de «bueno». Me dijo que debía marcharme, ser libre y disfrutar de la vida. Que eso era lo que siempre había deseado para mí.

—Debería haberte salvado de él.

Estaba blanca como el papel. Hasta aquel momento nunca había sido consciente de hasta qué punto mi madre se culpaba de lo que me había sucedido.

—No habrías podido. Me aisló de todo el mundo, me hizo sentir que yo tenía la culpa de todo. No podía contarle a nadie lo que estaba pasando, me sentía avergonzada.

—Oh, cariño. ¡Creía que te avergonzabas de mí! Por eso mantuve siempre las distancias.

Volví a abrazarla con todas mis fuerzas. En aquel momento vi con diáfana claridad cómo me había manipulado Shane.



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